domingo, 31 de enero de 2010

La Biblioteca Nacional es sólo para adultos


Según el artículo 62 de la Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español, "La Administración del Estado garantizará el acceso de todos los ciudadanos españoles a los archivos, bibliotecas y museos de titularidad estatal, sin perjuicio de las restricciones que, por razón de la conservación de los bienes en ellos custodiados o de la función de la propia institución, puedan establecerse".


Las normas de acceso a la Biblioteca Nacional actualmente vigentes (publicadas en la

Orden Ministerial Orden CUL/4486/2004, de 30 de diciembre) dicen que para tener acceso a los fondos de la Biblioteca Nacional será necesario estar en posesión del carné de lector o del carné de investigador, y en ningún momento se expresa como requisito ser mayor de edad. De hecho, en la disposición octava dice exactamente esto:


"Octavo. Documentación.–Para la obtención de cada
uno de los carnés de la Biblioteca Nacional será necesario
cumplir los siguientes requisitos:
a) Acreditar la personalidad del solicitante mediante
presentación del Documento Nacional de Identidad o
documentos equivalentes.
b) Presentar debidamente cumplimentados los
impresos oficiales que se publican como anexos a la presente
orden.
La Biblioteca Nacional se reserva el derecho de pedir
documentación complementaria o aclaraciones a la presentada
cuando lo considere necesario".


Entonces, ...¿Por qué en la Biblioteca Nacional no permiten la entrada a menores de 18 años, o a menores de 16 años, en el mejor de los casos? ¿Qué justificación legal existe para este requisito de acceso? Léase lo que se dice en la página web de la Biblioteca Nacional al respecto:


"Carné de lector
Cualquier persona que necesite consultar los libros e impresos editados a partir de 1931 conservados en la Biblioteca, excepto aquellos cuya consulta o utilización se halle restringida por razones de seguridad o conservación, puede obtener el carné de lector, que tiene una vigencia de tres años, mediante la presentación de un documento de identificación (DNI, pasaporte o carné de conducir).
Los ciudadanos menores de edad que tengan entre 16 y 17 años podrán acceder al carné de lector de la Biblioteca siguiendo la normativa habitual para obtener este tipo de carné y presentando, además, una carta escrita y firmada por un docente del centro educativo. En esta carta, con logo y sello de dicho centro educativo, se indicará la necesidad de consultar los fondos de la Biblioteca Nacional".


Como puede apreciarse, en el primer párrafo se dice "cualquier persona [...] puede obtener el carné de lector", pero en el segundo se introduce un requisito "extra" relativo a la edad. El caso es que si un chico o una chica españoles menores de 18 años acuden a la Biblioteca Nacional ni los guardias de seguridad ni los ordenanzas le dejarán entrar. Pero hay más, ni los guardias, ni los ordenanzas, ni siquiera los trabajadores del mostrador de información al usuario saben decir "dónde está escrito el presunto requisito de edad mínima".
¿Es lícito impedir que un español menor de edad pueda entrar en la Biblioteca Nacional?¿Así fomentamos la cultura y la lectura en España?¿Por qué ni los propios trabajadores de la Biblioteca Nacional saben explicar dónde está regulado que un menor de edad carezca del derecho de acceso? ¿Quién ha impuesto esta norma ilícita?
Es más. Estos requisitos son aplicables también al acceso a la "Cafetería" de la Biblioteca Nacional, pues está conectada con las salas de fondos bibliográficos. Así que si nos acompaña un menor o un extranjero a la Biblioteca Nacional, no nos puede esperar en Cafetería a que hagamos nuestra consulta, sino que deberá esperar en la rue.
Así que a la Biblioteca Nacional no se puede ir con hijos menores de edad, pues parece que no tienen derecho a tomar contacto con el preciado patrimonio cultural español que alberga nuestra querida Biblioteca Nacional.
Esto no es serio.

4 comentarios:

Alfonso dijo...

Vaya, vaya, no tenía ni idea, ya sabéis que Spain is different. Imagino que tratan de preservar los textos de los bárbaros adolescentes.

Anónimo dijo...

Si lees toda la informacion de la pagina web SÍ viene que los menores de edad necesitan autorizacion de entrada por medio de una carta de presentacion de un docente de su instituto. De todos modos ¿Para que necesita un niño de 16 años un libro del siglo XVIII? Para sus estudios es más que suficiente lo que ofrecen las bibliotecas publicas. Que manera de buscar las cosquillas. Asi pasa lo que pasa, el acceso a todos facilitó el robo de los mapas de Ptolomeo.

Anónimo dijo...

Pero bueno, ¿cómo que para qué necesita un niño de 16 años un libro del siglo XVIII?¿Y para qué lo necesita una persona mayor de 16 años?¿Es que sólo se va a la BN a consultar libros del siglo XVIII? Pues no, la mayoría de los lectores que van consultan otros libros. Además, ¿para consultar un libro del siglo XVIII tiene que ser porque uno lo necesita para estudiar, digamos, una carrera universitaria?¿No puede consultarlo porque le interesa disfrutar de la experiencia de ver, oler, tocar Y LEER en vivo y en directo un libro del siglo XVIII? Ahora va a resultar que quien robó los mapas de Ptolomeo era un menor de edad, porque manda huevos!!

La Casita de Algodonales dijo...

Totalmente de acuerdo. Hace poco he vivido un espectáculo esperpéntico en la Hemeroteca de Madrid a la que fui a consultar una revista de 1898 acompañada de mi hijo de 18 meses. Tan tranquilo estaba mi bebé, comiéndose un trocito de pan mientras yo leía la primera página del microfilm cuando se nos acerca el trabajador de la sala para decirme que si seguía "así" (había dicho "gugutata") nos tendríamos que ir. ¿Qué? ¿Las madres no podemos investigar acompañadas de nuestros bebés? Si mi hijo hubiese llorado o molestado hubiese salido, obviamente, pero estaba tan tranquilo. ¡Cómo se me ocurre salir de mi casa, del mundo de los parques y las ludotecas! Luego hablarán de conciliación y de adolescentes emborrachándose de botellón. Para mi hijo también es un aprendizaje: estar a su bola mientras su madre investiga, aprende lo que es una biblioteca, mantiene su curiosidad y la alimenta... En fin... Salí llorando de lo indignada que me sentí.